La nieve es tan blanca como lánguida, pegajosa del diablo, tapiz de pared, tejido de una alfombra burda. La nieve en los árboles secos como algodón de Navidad, la verdadera monotonía blanca. Las hojas en los árboles secos como ausencias, vacíos premeditados de aquella esperanza que voló. La esperanza. El frío. El invierno. Aquella capa de atmósfera congelada que llega a todos los rincones del cuerpo. Aquel viento del polo opuesto que mece a las almas secas, lánguidas, adalid del diablo como ángel opuesto. El frío de la quietud. La tranquilidad del grado cero y otras negativismos. Llueve nieve. Nieva agua. Los copos del tránsito.
ACRey.