Alan Nal terminó por sentarse en el sofá, inmóvil, como un cojín. Tenía los ojos rojos como sangre de toro. La cara desencajada como cajón abierto de bisutería. Y el ánimo… el alma… ¡Dios! A veces cuando las campanas del Pilar caen sobre la ...
– Número D 161. Pase a la mesa 4. – Dice la voz electrónica de una megafonía moderna, digital, automatizada. Se levanta de su asiento un hombre negro mirando fijamente a los números rojos de una pantalla anclada al techo. Tiene unos papeles debajo ...
Te voy a contar una historia tremenda. Subí una vez al último piso del edificio Someillan, en La Habana, y me tiré al vacío. No me morí. Me levanté incorporándome el flequillo, abrochándome un par de botones. Eso fue todo. Miré hacia arriba, y enfadado lo ...
I Caminaba dirección Oeste por encima del muro del malecón. La Habana tenía un tono sepia sin ayuda de Photoshop, y él, de apenas veinte años, tenía una botella de alcohol filtrado, mezclado con agua, y una desilusión tan grande que mezcló la frontera ...