Cuban flag / Bandera cubana, originalmente cargada por bubualiabudin.

Una paja bien hecha vertida encima de la bandera cubana como acto de denuncia por todas aquellas cosas que se prohíben en Cuba, como un voto verdaderamente libre, el grito blanco de quien no es escuchado, o de quién habla por una mayoría. El resumen hilarante e histérico que brota del interior de los cubanos, la máxima expresión literal de que no se puede aguantar más.
Los espermatozoides de Orlando corrieron por la tela hasta la estrella como meta, alternando las franjas azules y blancas. Luego contestó el Kaos según su creencia idílica de que cualquier otro mundo es peor y aberrante, y tuvo comentarios rojos como semillas de granada, opiniones que apuntalan el caos de la isla, su propio Kaos. Más tarde Juan contesta que la bandera es un mero trapo para el culo, y Zoé da crédito a su artículo.
Sí. Es fuerte. Tan fuerte como puede ser vivir en Cuba bajo el dominio absoluto del gobierno y no poder tener voz propia. Ofensivo. Sí. Tanto como generaciones enteras de cubanos ofendidas -livianamente, por decir algo- por el gobierno de Cuba apenas se intente tener una opinión contraria, pensar por sí mismos, tener la libertad de crear cualquier cosa llamada arte o epifanía de la mediocridad si se quiere, pero libre y no por ello en la cárcel.
Después de todo, ¿cómo se puede dar tanta importancia a un trozo de tela que tiene sólo el significado que en su momento dio el poder para representar a un país? Prueba de ello es que cuando cae un gobierno, generalmente, el próximo tiende a inventar una bandera nueva. De este modo se capitaliza o se concentra la nueva concepción del país, y en ello el poder o la historia contada a trompicones. Otras gentes queman banderas aprovechándose precisamente de la importancia que el país otorga al símbolo, con el efusivo ánimo de ofender o por el impedimento de no poder quemar insitu al gobierno mismo o a quienes representan. Un ejemplo casi diario, las banderas de Estados Unidos que se queman en todo el mundo, y en Cuba también, durante años. ¿Qué pasa?, ¿que unas banderas sí y otras no? Ah, la doble moral, la multipicable moral según sople el viento de la ideología, el atajo.
Se puede entender que en Cuba, los cubanos, se regodeen en la imposibilidad siquiera de verter una crítica a la bandera cubana -y a otros símbolos- ya que no conocen otra cosa que el sistema de la isla y por ende no conocen que en las democracias los símbolos patrios son escasos y sujetos igualmente a críticas, y son usadas para denunciar también, y hasta para el humor y nadie se escandaliza por ello. Por ejemplo, la cómica historia de la letra del himno de España, o el programa de Buenafuente, en el canal La Sexta, donde emitieron a la bandera de España con sendas cejas haciendo alusión al Rey. A pesar de esto, como he leído, nadie deja de ser español por eso, ni siquiera por quemar fotos del Rey de España. Los símbolos, símbolos son. Otra cosa es, los actos simbólicos. Qué duda cabe que estos actos tienen mayor fuerza y representan en sí mismos la mayor denuncia, la mayor protesta. Ninguna, ¿verdad?
No obstante, hay respeto, claro que sí, pero este se pierde si la nación o el país da la espalda a sus ciudadanos. De la misma forma que se pierde el respeto a los gobernantes. De este modo es más económico y saludable echar una paja a la bandera que a cada una de las caras que gobiernan Cuba.
ACRey.
Nota: Agradezco la foto que ilustra este a post a Bubualiabudin, en Flickr.

U like it?