INSTRUCCIONES GENERALES

Nadie nace con una «Etiqueta» en la frente, tales como «contrarrevolucionario», «gusano», «apátrida», etc. Ni nada, ni ningún Sistema en el mundo tiene que responder categóricamente a las etiquetas impuestas o preconcebidas por otros como «Socialismo», o «Capitalismo».

Por el contrario, todos nacemos con la capacidad de pensar. Esto implica que podemos, de forma natural, «opinar», «criticar», «disentir», «oponernos». Por tanto no es crimen decir lo que uno piensa.

Excepto, por un mínimo de convivencia entre iguales, llámese «Leyes» o «Constitución de un país», «NADIE» puede imponernos un criterio sobre algo, y mucho menos creernos algo que no somos, sobretodo cuando se trata de la capacidad inherente a todo ser humano de «pensar» y «analizar» la realidad que nos rodea.

CIUDADANÍA

Ser «ciudadano» implica, ya que vivimos en sociedad, convivir en paz con nuestros iguales, personas de nuestro entorno, respetar el orden cívico y las normas de convivencias que nos procuren un mejor nivel de vida y bienestar, mayor higiene, orden, respeto hacia los demás. Esto excluye de manera automática la violencia hacia el otro, el robo, el ultraje, el linchamiento público o no, de quién no tiene «Poder» para defenderse.

POLÍTICA

Ningún sistema político es perfecto. Así como tampoco ninguno representa a todos los males del mundo. Se trata de lograr un equilibrio en lo que es útil a la sociedad y a las personas que la habitan, aquello que contribuya a la armonía entre todos. Cuando las prohibiciones del sistema laceren la voluntad y la dignidad de cada individuo, no podemos hablar de un sistema justo y que trabaja para el bienestar de la sociedad, sino todo lo contrario. Se trataría de un Sistema político de férreo control para protegerse a sí mismo, mantener el «Poder» por encima del raciocinio mismo de los individuos. Si esto sucede, es porque el Sistema en sí es débil y necesita imponer la fuerza para sobrevivir. No existe consenso. No existe armonía. Se desoye y se tilda con vocabulario inventado a quién levante la voz por encima del resto. Y se apela a la voluntad única de una sola persona, presentándolo como la solución perfecta a todos los males del Sistema político opuesto, no el suyo propio.

El hecho de que «algo» sea «bueno» acaso deja de ser «bueno» cuando se impone a toda una sociedad. O cuando se arrastra a esa sociedad a males mayores que afectan a su propia vivencia. Quien no acate «lo bueno» no tiene porqué ser juzgado de «malo», ya que entra en contradicción con la capacidad de cualquiera a tener su propio criterio, mientras no sea una exaltación de la violencia, cosa que es punible.

Dada la naturaleza humana, es objetivamente imposible que toda una sociedad esté a favor de un único sistema político. Esto es una «Falacia», mantenida con la supresión y eliminación de toda persona que se oponga, con el adiestramiento público de la conciencia popular, usando todo medio de comunicación reforzando esta idea. También, con la imposibilidad de personas del mismo criterio a reunirse, organizarse, formar un Partido, así como, en su momento, el Partido en el Poder tuvo esa misma oportunidad que ahora ostenta.

En un Sistema de Elecciones, es absurdo que toda elección represente una única forma de hacer política, o dirigir el país. En ese caso, no existe elección posible, ya está tomada de antemano.

ECONOMÍA

Desde que el hombre tiene consciencia siempre se ha esforzado por proveerse de aquello que necesite para su propio bienestar. Es innata la relación entre sacrificio por obtener algo, y el premio mismo de obtenerlo. Que existan sacrificios desmedidos y premios desmedidos, es una aberración atribuible a otros rasgos como envidia, avaricia, narcisismo, imitación, persuasión, y otros.

Lo que no tiene sentido es pasar hambre para satisfacer egos políticos. O sumir a toda una sociedad en la miseria por la vanidad ególatra de quién gobierna, o en nombre de otros más miserables, como si repartir miseria fuese un acto de bondad. Más aún, cuando el hecho mismo de «decidir» sitúa a quién decide fuera del ámbito de la miseria. Cosa esta que es una aberración asumible como necesaria por la mayoría inducida por el Poder desde siglos pasados.

No habría nada más gratificante que saber que lo que uno produce se refleja inmediatamente en la sociedad. Poco a poco. Los primeros beneficios en el radio pequeño de cada persona, hasta que los innumerables círculos de premios se crucen entre sí, con la posibilidad de que algunos se superpongan y produzcan un círculo mayor, beneficiándose así todo el conjunto de las ciudades, el país.

La satisfacción de la economía general comienza por uno mismo. Del ánimo alegre en el sacrificio del trabajo para obtener premios se beneficia el resto de las cosas.

CULTURA

No es lo mismo una Cultura política que politizar la Cultura. Se aprecia una Cultura política cuando toda manifestación artística se hace eco del sistema que gobierna, en detrimento de otras formas de Culturas apolíticas. La inercia de esta manifestación es la «autocensura», que se ve premiada con el reconocimiento falaz del Poder, y la aceptación de las bases del concurso nacional de apología al «Servilismo».

Se politiza la Cultura cuando se hace ver a otros que no responde a los intereses del sistema que gobierna. Aquí interviene la censura directa, filtros de palabras, «pasa o no pasa» de toda una sociedad monopolítica, monocorde.

DEPORTE

Confundir la «Identidad Nacional» con la «Identidad Política» de cada persona libre de pensar lo que estime, es otra «Falacia». Un deportista representa a su país de nacimiento o adopción y es premiado con medallas, por los méritos que alcance y su capacidad de esfuerzo individual, no por su criterio político, ni por hacer trampas con sustancias prohibidas, en lucha desigual con el resto de los competidores.

No tiene sentido afirmar que un deportista es deportista porque el Gobierno le hizo deportista. Si no existe otra opción para ser deportista que la que oferta el Gobierno entonces no hay nada que agradecer. Máxime cuando es responsabilidad del Gobierno formar a su población en todos los aspectos y campos que tiene una sociedad. De lo contrario, elegiríamos en unas elecciones con más opciones de elección, a aquellos Partidos que nos convenciesen de que formarán mejores deportistas, o mejores médicos, etc. Pero tampoco existen.

RESUMEN

Ser cubano no es una moda, es tan solo una nacionalidad. Y si acaso existe una conciencia patria por ser cubano, esa es la de contribuir a la paz en el país con todos y sin exclusión, excepto para quien imponga, excluya, o vulnere.

Esa contribución sería, al menos, la de hablar y opinar.