Es altamente recomendable leer para cualquier cubano, el libro de Jorge Masetti, «El furor y el delirio». Es un testimonio tremendo el de este hombre que estuvo envuelto en toda la política que hizo Cuba en los años 60, 70, y 80, reclutando latinoamericanos para expandir o internacionalizar la guerra de guerrillas en América.

Jorge Masetti, es argentino, igual que su padre Ricardo Masetti, el fundador de Prensa Latina a petición del Che. Ricardo renunció en el 61, pronto, a la dirección de la Agencia de Noticias por discrepancias, pero luego se involucró en la guerra de guerillas en Argentina, donde le mataron, en el 64.

Jorge Masetti cuenta con todo lujo de detalles, nombres, lugares, tramas, países víctimas de la política cubana, para el objetivo único de provocar revoluciones en todos los países latinoamericanos posibles, y también en África.

Más tarde, (y esto es lo que más me ha sorprendido, hasta ahora, porque aún no he terminado el libro) Cuba organiza grupos de latinoamericanos para cometer actos de vandalismos en países como México, para recaudar dinero por cualquier vía, según instrucciones. Así que si algún grupo era detenido por robar bancos, camiones blindados, no se podía acusar al Gobierno cubano de estar implicado, porque los hombres no eran cubanos sino latinoamericanos. De esta forma vil recaudaron millones, y lo reenvirtieron en más compra de armas para exportar, o en planes de la seguridad del estado, o en beneficios para los jefes y sus familias.

Mientras Masetti cuenta y nombra fechas, me imagino de inmediato dónde estaba yo en esa fecha, y no dejo de sentir verdadero desprecio por todo aquello que hacía el Gobierno cubano, subrepticiamente, a la espalda del pueblo cubano. Imagino a Fidel hablar en sus dicursos con su elocuencia maldita negando aquellas acusaciones que él mismo se encargaba de autoproducirse, y el fondo… En el fondo, dejar que todo el pueblo pasase calamidad, penurias, hambre, subdesarrollar al país, desviando el dinero a sustentar todas estas operaciones. Un sólo hombre, en una sola misión, Masetti, recibía 10.000 dólares, en robos conocidos por él, millones de dólares en México, estancias larguísimas en los hoteles principales de Cuba (Habana Libre, Capri) como si de un hogar, una casa se tratase, despacho infinito de una tarjeta abierta para consumisiones en los hoteles, etcétera.

En fin, sé de antemano que la historia desembocará en el caso Ochoa y Tony de la Guardia, porque Masetti era amigo íntimo y subordinado a la vez de Tony de la Guardia, y también yerno, se había casado con Ileana de la Guardia.

Una vez más, recomiendo leer este libro. A veces, con total seguridad, uno puede intuir toda las cosas oscuras que ha hecho el Gobierno cubano, pero cuando se lee de primera mano, por alguien que ha estado dentro mismo, es cuando cuesta tragar, es cuando parece mentira, !pero es verdad¡

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