Hoy aparece la noticia de un iraquí abuelo, no por viejo sino por abuelo, que entrega su nieta ciega por la explosión de un coche bomba a la comunidad internacional, léase televisión y periódicos, para que algún hospital caritativo de Europa permita que su nieta recupere al menos el 10% de la visión, porque su otro ojo brilla por su ausencia, y quedó, como quedan muchas cosas después del famoso film de Arnold, como un daño «levemente» colateral.
Lo importante no es la causa o el motivo de quién dio la orden, ahora ya, eso es irrelevante. Digo de la Guerra en cuestión, del coche bomba como una piñata de la muerte. El mal en todas las facetas posibles del mal, está hecho. Lo importante ahora son las consecuencias, eso es lo que duele, eriza la piel ver, saber, cuánto daño se puede el hombre hacer a sí mismo.
Ojalá la nieta de tres años sólo, y de rostro desfigurado para siempre, encuentre un hospital que no le importe dejar de hacer caja, por esta vez.
ACRey