Conocí a Orlando en el segundo taller de escritura Onelio Jorge Cardoso de la UNEAC, pero antes, sin saberlo ninguno de los dos, habíamos coincidido en el centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de la Habana (CIGB). Él era bioquímico y yo ingeniero mecánico de mantenimiento. Durante el taller supe de primera mano lo que le pasó realmente a él y a su esposa entonces. La seguridad del estado, que vigila permanentemente el CIGB y tiene allí una oficina expresamente para eso, registró el laboratorio de ellos en su ausencia y así frustraron un plan para emigrar a Canadá. Luego, la seguridad del estado dijo en una reunión general del CIGB, que ambos querían traicionar y que en un autobús de los del centro, alguien había encontrado la agenda cómplice de ellos. El resultado fue expulsión inmediata del CIGB e inhabilitación de por vida de ejercer la carrera bioquímica.

Así que, cría cuervos y te sacarán los ojos. Proverbio que bien le pega al estado cubano. Han creado a un escritor sumamente roto en su palabra, pero inteligente, capaz de, en una palabra, unir varias ideas, consecuentes, relativas entre ellas, y muchas de estas palabras rotas y unidas en varios conceptos, en una oración desensamblada que pertenece a un párrafo que como caja alberga infinitas cosas, ideas, como si cada lector tuviese donde escoger para quedarse con la idea que más le guste. Este enorme esfuerzo intelectual es lo que no asimilan muchos.

No es una literatura fácil, no es una forma de expresión fácil. Pero está tan dentro de él que aún en una aparente entrevista facilona, de preguntas mortales, él responde con un disparo de perdigones, donde cada perdigón tiene un objetivo de daño, una idea que alumbra alguna zona de Cuba.

Ya advertido, no se puede leer a Orlando en condiciones normales como quien va a un parque y hojea una revista, un periódico, un libro de los muchos que circulan que no ahondan en la inteligencia de la palabra, en la capacidad de decir muchísimo en poco espacio. En su caso, siempre habrá conceptos, imágenes, que lucharán por sobrevivir y llegar primeras a la meta. ¿Qué meta? La primera de todas, él mismo queriendo magullar aquello que le sale, aquello que le brota como un compendio de la literatura que lee, un resumen apocalíptico (porque la vida no es fácil ni de rosas) de la vida que le rodea, sus experiencias pasadas de muerte de padres, conflictos con el Estado en primera persona, subsistir a un cambio total de intereses como medio de vida. No importa absolutamente nada más, excepto escribir.

No importa que sea incomprendido, lo sabe. Tampoco fue comprendido Lezama, ni muchos otros. Lo que importa es como ya he dicho aquí, la naturaleza propia del escritor, su propia visión del mundo, aquello que le rodea. Los lectores tienen dos opciones, leer o no leer. Si leen, tienen dos opciones, entender o no entender. Para entender hay que leer muchísimo, antes, todo aquello que se pueda leer. Luego ir y abrir la mente a que todo es posible, o que muchas cosas no son o no tienen porqué ser como todos los demás lo cuentan, o como todos los demás lo han hecho antes.

Orlando es una voz difícil y distinta. Es Orlando.

Para ilustrar la obra de Orlando Luis Pardo como escritor, copio esta biografía directamente de la página de la revista Encuentro, recomiendo Mi nombre es William Saroyan (Abril, 2006)

«Orlando Luis Pardo Lazo nació en Ciudad de La Habana, el 10 de diciembre de 1971. Desde 1994 es licenciado en Bioquímica. Trabajó cinco años en la División de Vacunas Humanas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología. Desde 1999 no ejerce la especialidad. Es fotógrafo y editor autodidacta. Ha colaborado con revistas como Extramuros, Alma Mater, Tablas, Cacharro(s), Esquife, The Revolution Evening Post, La Gaceta de Cuba, Unión, Encuentro de la Cultura Cubana, Matanzas, La Jiribilla, Vitral, Cauce… Profesión actual: escritor y still-man de cine y televisión. Ha publicado los libros de narrativa Collage Karaoke (Letras Cubanas, 2001), Empezar de cero (Extramuros, 2001), Ipatrías (Unicornio, 2005) y Mi nombre es William Saroyan (Abril, 2006). El libro de cuentos Boring Home, comprometido con Letras Cubanas para 2008, fue retirado del plan editorial sin notificación»

ACRey.