Al final, soñé con una piscina y me tiré con los ojos abiertos. El cloro me inundó y el resultado es esta suerte de experimento autodidacta, autopublicado, autobombo y platillo, en Bubok.
Para alguien como yo que desde el salón ve como nacen orejas en las nubes, era una buena opción. Diría que una autonecesitada opción.
Como advertí a los amigos por mail, no me haré rico ni nada de eso. Acaso me haré crédulo.
Por eso reuní varios poemas en 44 páginas a doble espacio en DIN A4. Y como no tenían nada que ver entre sí, ¿o sí?, salieron tres partes indentificables, que bien pudieran ser aquellos temas que hacen de mí un ser aburrido.
La isla es aquella Cuba que aún en la emigración permanece en la memoria. Ocho años quitándomela de encima, pero regresó, quizás nunca se fue. Así poco a poco se fue haciendo poema, con todas sus gentes, con todas sus trampas.
El amor es eso que en realidad todo el mundo comenta, y está ahí de muchas maneras. A veces, de una sola y única manera. Son aquellas mujeres que me alimentaron. Son aquellas cosas a las que serví de alimento.
Un día buscando otra palabra en el diccionario me topé con la fragosidad. Me enamoré. Entonces comprendí que muchas cosas que escribo tienen ese sentido.
Pero nada es perfecto si no hay suficiente dinero.
Así que pido disculpa a los lectores por una edición autolimitada, autodescolorida al límite, autosencilla y simple, pero fiel a lo que pienso.
¡Gracias de antemano, por intentarlo!
http://www.bubok.es/libro/detalles/7056/La-Isla-el-Amor-y-la-Fragosidad