Escenario A
El abuelo Ramiro era un hombre de muchos recursos, Mateo también lo es. El maño de Ramiro era mañoso en todo lo que hacía como vi a pocos hacer. Lo mismo reparaba un tejado que se inventaba un Belén para Navidad con farolitos y fuentes de agua. Lo mismo pegaba unos cuernos de toro al esqueleto de una cabeza de vaca, con silicona, y a funcionar, quién sabe para qué ornamento tenebroso en un prodigio esquelético antinatural. Tenía todo tipo de herramientas para sus cosas, como es lógico y natural, claro. Mateo también tiene herramientas de trabajo suficiente para montar él solo una Multinacional de la construcción. Pero aquel día justo necesitaba un cepillo eléctrico que por causas extrañas no tenía. Ramiro se lo prestó. Un cepillo eléctrico flamante, en su caja, como nuevo. Mateo lo rompió. Agrietamiento de correa, fallo localizado. Apenado comentó a Ramiro la pérdida, pero el maño y cuidadoso hombre aún tenía en su poder el papel de compra con el que Mateo prometió devolver la herramienta en garantía. La señorita del Carrefour miró el papel. Miró a Mateo. No hay garantía señor. La compra se hizo hace quince años.
Escenario B
Dicen que en Aragón la gente son cabezonas a más no poder. Dicen que son testarudas. Ella lo comprobó cuando de pueblo en pueblo viajaba impartiendo conocimientos. Aquella aula parecía la mejor del mundo, no importaba el pueblo, ni la población de 40 personas en invierno. Lo importante era tener un aula en las condiciones más modernas para enseñar a los cuatros gatos del pueblo, cosas que le valiesen para chapotear en el mar de Internet. Se extendió la voz en la Comarca que había un curso para emprender y sacar partido a la red. Y se llenó el aula con los otros gatos de los otros pueblos. Un aula ultra moderna con pizarra electrónica que graba y reproduce todo lo que ocurra en su lienzo blanco, proyector, ordenadores, y wifi. Cuando ella encendió el proyector para comenzar el curso, la imagen estaba al revés. Ella dijo: Dadme el mando del proyector y configuro la imagen. Entonces comenzó la discusión. El administrador del aula del pueblo sugería, porque en cursos anteriores todo fue resuelto a su manera, que la profesora invirtiese su pantalla de Windows, que es algo así como renacer zurda, o impartir un curso al revés. Quizás aún sigan discutiendo qué es mejor.