En Cuba cuando se tienen dudas de que algo no se va a cumplir en determinado tiempo, se dice: «…para cuando caiga nieve». Está claro que es prácticamente imposible que la nieve cree alguna pequeña capa, o al menos llueva agua-nieve en ese país tropical, pero es una ilusión de muchos cubanos verla y tocarla. Y así crecimos, y muchos otros ya han muerto sin poder conocer a dama tan blanca.
La foto de este post pertenecen al primer equipo español de esquí alpino, tomada en 1959, cuando el esquí era de madera, literalmente. Estas fotos están enmarcadas en un bar en el pueblo Alcalá de la Selva en Teruel, más de 1500 metros de altitud.
La primera vez que conocí la nieve fue hace 7 años, en los Pirineos de Huesca.
Los fines de semana, desde primavera a otoño, es frecuente que la gente viaje y suba a caminar los Pirineos, o a escalar las zonas más difíciles. A tanta altitud, la nieve se conserva aún en verano, y quedan como mantos de hielo derritiéndose.
Lo primero que hice cuando la vi fue quitarme las botas y caminar por algunos de esos mantos de vieja nieve. No aguanté mucho porque quema, aunque parezca un manso elemento. Mis padres que hace unos meses han estado aquí, en Aragón, conocieron la nieve en Panticosa, Huesca. Y cogieron sendos pedazos de nieve compacta y se la pusieron en la cabeza, y ¡foto!, como si hubiesen cazado algo.
Sería interesante conocer qué pasó por la mente de cada cubano al ver por primera vez la nieve. ¿No?
ACRey
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2 comments on “Cuba y la Nieve”
Hola Aguaya. Pues sí, lo que dices de la nieve, son los pequeños detalles que hacen que algo sea real o que se alimente la experiencia de uno. Cuando estaba en Cuba, claro que al ver pelis dónde aparece la nieve uno piensa y se conforma en que es fría, blanca, puede quemar, y nada más. Pero vivirla es otra cosa. Por mi parte sólo lamento que no vea nevar de verdad porque en Zaragoza casi no cae nieve. Hace dos años cayó una buena nevada, y ya está. Sino, sólo tenemos agua-nieve, que no cuaja.
Un abrazo.
A mí me gusta tanto oir el crujido o sonido o como se llame que hace cuando una la pisa con los zapatos… Aun lo disfruto y parezco una nin~a caminando por las orillas de la acera con tal de pisarla una y otra vez…
🙂
Y mirar un paisaje nevado, sea cual sea, me da una inmensa tranquilidad espiritual! A mí me gusta, definitivamente, sobre todo cuando están cayendo los copos grandes.
Ahora, el frío NO me gusta, eso es otra cosa, y aunque no pueda separar uno de otra, mi encuentro con la nieve es especial.
Saludos desde Berlín!!!
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