Conversamos de lo lindo y de lo feo, en el fin del mundo, dónde los grillos no cantan porque no hay nadie. Allí la palabra se hizo corpórea y se untó en la piel como mantequilla. Conversamos del amor. Dijiste levantar una pared azul tatuada con el A50 en la espalda para no pillarme maldito […]