Foto:x.a.c.rey (Perdidos, Temporada 1, 2, y 3)
Las vueltas que da la vida. Las historias de la gente, magistralmente representadas en la serie de televisión «Perdidos». Adictivo como puede ser el tabaco, o la droga. La vida misma como un flash, un Déjà vu constante que burla nuestra propia temporalidad. ¿Qué somos? Una posibilidad.
Somos lo que seamos capaces de relacionar, y relacionarnos. Aquello que nos permita tranquilidad y paz. Lo que nos infunda a continuar pese a que los obstáculos están, o se ponen.
Además de perdernos, «Perdidos» nos encuentra. Diseñado para esclavizar se escurre cada vez ante los nervios de los ojos, cada final queda con la dosis necesaria para seguir enganchado, y así para siempre, hasta que nunca les rescaten.
Desde el punto de vista de un guión de televisión está pensado bajo una estructura maleable, algo capaz de adaptarse al medio, a la evolución misma de la isla y sus personajes. Es el medio ideal de un rompecabezas, donde cada historia tiene una península que encajar en el gran puzzle.
En fin, gran serie de aventuras y misterios impredecibles. ¡Tremenda idea explotar un avión con gente por conocer! Como la vida misma. ¡Cómo para no perdérsela!