Tengo exactamente 20 minutos para escribir un post. Luego voy a estudiar el idioma del enemigo, como dicen en Cuba.
Ah, sí.
Pensaba que de vez en cuando necesito apartarme, observar, leer, y luego entrar al ring a boxear, otra vez.
Es decir, golpear a la Isla, a su política injusta, a la inhumanidad que proyectan, allí mismo, donde las palmas se cruzan luego de recibir en el escroto. Porque si de algo no sé es de boxeo. Pero puedo pensar, y atar cabos.
Es así que sucedió la manifestación en contra de 50 años de retrovolución en Madrid y Barcelona, el pasado Primero de Febrero. Es así que pronto en Nueva York se armará otra para el Primero de Marzo. O sea, ¡esto se pone bueno!
Cuba es definitivamente el ring, el cuadrilátero. En la esquina roja, los saurios comunistas que un día nos dijeron que aquello sería una llanura, porque en el bosque de la esquina azul vivía el lobo. Le creímos mucho tiempo. Le creí. Pero luego Rocky Balboa se levantó de la lona chorreando sangre y propinó una manifestación bicéfela al unísono en las principales ciudades de España. Y se espera que en la principal ciudad de Estados Unidos, nuestro boxeador gane su cinturón dorado.
Me quedan solamente dos minutos. Tiempo real.
Estamos entrenando. Eso es bueno. Quien no entrena no puede ganar. Y sobre todo hay que decirle a la gente de Cuba, que el combate está abierto, y no tiene aún vencedor.
Ah. Que revisen los guantes de los saurios, quizás aparezca alguna herradura.
Se acabó el tiempo.
Descanso en mi esquina azul.