Si hay una foto típica en Zaragoza, de las que todo turista se guarda en el bolsillo, como prueba irrefutable (frase hecha y común como la foto) de la visita realizada, es esta. Tomada siempre desde el Puente de Piedra.
Primer plano, la Basílica del Pilar, casa de la Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad. Banderas Latinoamericanas se solapan en su interior. La gente besa a la Virgen. Rezan. La gente se maravillan.
Segundo plano, el Río Ebro. EBRO, palabra griega que significa ancho. El uso del nombre derivó en Iber. De ahí Ibérica, península ibérica. Los romanos navegaron tanto por el Ebro que finalmente crearon un puerto fluvial en Zaragoza. Ahora es un museo bajo tierra.
Al fondo, el Puente de Santiago. Otoño. Día perfecto de sol y nubes invisibles. En su día, que no fue ayer, tenía el cartel de «Puente más grande de España». Hoy, que no es hoy, es un puente normal, ancho, con muchos coches, y desde dónde existe otra vista del Pilar.