Hace años existe en Aragón un proyecto de pantano (presa) llamado Biscarrués. También desde el inicio los vecinos afectados de la zona inundable han estado protestando y movilizándose para que este Pantano no llegue a materializarse, hasta ahora con éxito.
Pero este año 2009 los políticos han metido la mano en el saco y casi ya tienen decidido echar a andar la presa, inundar valles prepirenaicos, acabar con una belleza natural inigualable.
Entre las áreas afectadas se encuentra La Galliguera, zona que ocupan pueblos como Santa Eulalia de Gállego, y un tramo importante del río Gállego, donde se alza, además, un puente de hierro antiquísimo.
Fuente de foto: Mediavalum
Ya cuando Franco, se hicieron barbaridades de presas y represas, ahogando pueblos enteros y desplazando a sus poblaciones a zonas más altas. Típico, el caso de la Iglesia románica que se puede visitar cuando el pantano se seca. O la otra Iglesia del ex-pueblo Vilanova de Sau.
Detrás del modernismo y las necesidades reales de agua de la gente para regar sus campos, sembrar, producir, está el dinero y los intereses políticos, amén de un bienaventurado futuro que pocos vivirán.
¿Quién puede garantizar que bajo un sacrificio natural o de naturaleza existirá luego prosperidad, y nuevos peces en el lago?
Lógico es, que lograr nuevos recursos hídricos puede aniquilar los recursos económicos ya disponibles, como la decena de empresas de turismo de aventuras que utilizan el río Gallego para sus actividades de Descenso de Barrancos, Rafting, Puenting, y otras. Además del turismo tranquilote de sentarte en una silla y solo observar el paisaje.
Por estos días, por ejemplo, la Asociación La Galliguera recoge firmas para frenar la crecida del Pantano de Biscarrués. No hace falta ser verde, ni de izquierdas, ni parecer ingeniero, para firmar las alegaciones a tal obra. Tan solo se necesita sentido común.
¡No, al pantano de Biscarrués!