¿Me quieres? No me quieres. ¿Me quieres? No me quieres.
Te quiero.
¿Porque es negro? Sí, porque es negro.
Porque medio mundo espera milagros del primer posible presidente marroncito de Estados Unidos: como diría mi niña de cuatro años.
Porque en Cuba deshojan la margarita y todos se quedan con el último pétalo en la mano. Y cuando digo todos, es el gobierno actual y el anterior (¿o son los mismos?), y la gente de a pie, los que «luchan», los que sobreviven.
Cuando digo todos, significa absolutamente TODOS los Gobiernos, o casi, que es tan insignificante que se puede «no considerar, obviar» según clase de ingeniería.
¿Y cúal es la esperanza esa dónde todas la utopías caben? ¿A qué aspira el marroncito? ¿Qué relame Cuba que puede volver a sembrar el pétalo para que renazca la margarita?
Tantas preguntas que, sinceramente, no puede ser la moda de la Obama-manía, lo cuál voy siendo tentado mientras escribo este post. Sólo me falta estar detrás de esos mitines del partido demócrata con una camiseta y una gorra de beisbol, naturalmente, con logos Obamas. Pero no lo estoy. Voy siendo el observador, el espectador, como muchos otros.
Nicolás Guillén, el blanco poeta negro, probablemente nunca contempló tal posibilidad en sus poemas.
Tengo, vamos a ver, ¿un presidente oscuro?, ¿una relación bilateral entre Cuba y Estados Unidos?. No tengo, pero vamos a ver: ¿qué locura es esa?, ¿qué «sin sentido» deseado por más de medio siglo?
¿Me quieres? No me quieres. Queremos que eso suceda. Por supuesto.
Y también queremos que regrese la cordura a Estados Unidos. Que conquiste Marte, si quiere, pero que nos deje en paz aquí en la Tierra. A todos. Y cuando digo TODOS, ya saben…
Queremos pues, Señor Posible Presidente, que esas personitas pequeñas del PODER laven sus cerebros con colonia fresca de margaritas, y luego piensen.
Queremos que el que tenga la orden de apretar botones se tome un vaso de agua con su mujer y sus hijos en casa, tranquilamente, con parsimonia cubana, y luego piense.
Queremos tantas cosas señor Obama que todos los blogs del mundo juntos no serían suficiente espacio. Así como también queremos cosas de tí, Raúl.