El mundo es mundo porque existen mucha gente en todas partes, y todos necesitan del mundo -llámase planeta, Tierra, u otra cosa. Parece una banalidad esta afirmación pero hay gente que olvidan o no quieren recordar que el planeta en sí mismo es habitable en toda su extención, que hoy por hoy la Tierra se hace pequeña con el desarrollo de las tecnologías, internet, los vuelos de aviones intercontinentales, la navegación por mar. Es decir, la globalización, o disminución práctica del espacio Tierra.
La única distinción que acota el movimiento de la humanidad son las fronteras de los estados, las leyes de estos. Y por otro lado, es evidente que los flujos migratorios se deben a causas humanitarias de hambre, persecusión política, guerras, intereses cormeciales, y otros. O sea, las personas emigran por algo tan sencillo como “vivir mejor y en paz”.
En internet es fácil encontrar gente que se asocia para hacer lo posible para impedir los flujos migratorios, la emigración propiamente dicha a sus países. Es el caso de Italia con sus leyes durísimas contra los emigrantes, o en España, por ejemplo, la siguiente comunidad en Facebook, cuyo nombre no deja lugar a la duda: “estamos sin trabajo x culpa de los emigrantes fuera ya!!! de españa!!!”
Desde luego que todo el mundo tiene derecho de opinión y asociación, pero hay cosas tan elementales como la vida humana que, visto lo visto, se pasa por alto como si los emigrantes fuesen pasas contables, números, esclavos de su propia situación. Y de hecho, lo son. Los emigrantes somos esclavos de nuestra propia situación atípica y abandono de nuestro país de origen.
Sólo hay que leer cualquier fuente para entender que estos grupos anti-emigrantes utilizan del problema aquel hilo que les complazca. Así, se olvidan intensionadamente de los millones de españoles que hoy viven en otros países. ¿Y si en estos otros países los españoles fueran tratados como “emigrante vete ya me robas el trabajo”? ¿O si les tocara a ellos mismos por algún motivo algún día emigrar? Es lo que se llama empatía hacia el problema de los otros, y de lo que se espera de gente justa, y lúcida.
De esta forma hay otros hilos olvidados como los futbolistas de élite que emigran y se asientan en aquellos países que les emplean, los rumanos que siendo de la Comunidad Europea tienen libertad de empleo y asentamiento por la Unión, igual que los franceses, los ingleses, los alemanes… Todos aquellos que se mueven por trabajo y por encontrar otra forma de vida en la Unión Europea emigran, por lo que son emigrantes.
Los más de 4 millones de parados en España no son ni micho menos emigrantes todos -naturalmente. Pero si existen tantos emigrantes en paro en España es porque años atrás se necesitó toda esa mano de obra para trabajar, sobre todo, en aquellos empleos que los españoles rechazaban por bajo salario y por “supuesta” precaria intelectualidad. ¿Qué hacemos ahora que sobran trabajadores emigrantes en España?, ¿los empaquetamos como gominolas y los devolvemos a su lugar de origen? No sería humano ni empático un pensamiento así, pero existe. Tal idea se antoja reaccionaria, inhumana, y diría que hasta pecadora de cara a hacer el mal al prójimo.
Emigrar, a fin de cuentas, no es un lujo, es una necesidad básica para sobrevivir en las mejores condiciones posibles, ya desde la antigüedad misma de los hombres primitivos cuando se movían de cueva en cueva. Significa contar con un buen lugar para vivir, con recursos mínimos y básicos, atribuibles por derecho propio a cualquier ser humano que se encuentre en un país cualquiera.
Para concluir, comento: “Observar, no cuesta tanto”.