En el viento vas a horcajada y me susurras al oído lecciones de vida que nunca pasé por alto, sólo que errático y mortal fallezco a tu ausencia.
Olerte en la distancia, sabueso abandonado en alguna colina del tiempo, seguirte a todas partes como un amuleto, imaginarte también a deshora, como dios omnipresente.
El ciclo que por fin se rompe hasta ser herradura, hierro dúctil, maleable condición humana que me nutre, oxidada, frágil. La suerte de tenerte.
ALANNAL18112024