Enfado intelectual porque la condición humana-cubana está en decadencia, pero ya lo sabíamos. Mejor dicho. La casi condición cubana-humana está casi en decadencia. No generalizo y así me cuido la espalda. Porque me gustan mis cien centímetros cuadrados de piel desnuda y no quiero que nadie la manche con tinta indeleble.
Naturalmente no todos los humanos-cubanos son cubanos-humanos ni me refiero a todos ellos. ¡Faltaría más! No soy Dios, pero puedo ser algo juez, así como todo el mundo se siente juez alguna vez, o crítico de algo. Y se sabe que quien emite un jucio, es porque juzga (por tanto, susceptible de ser juzgado a sí mismo, riesgo que corro a gusto), y si se juzga se es juez, aunque no se lleve toga, y en cambio sí un paraguas que se llama libertad de expresión, así como que a quienes dedico este post han escrito lo que han escrito y han dicho lo que han dicho amparados en la libertad de expresión. ¡Pobrecita de la libertad de expresión! Un saco enorme donde cabe todo el sinsentido del mundo, incluyendo las acaloradas discusiones de ¿bloguers? cubanos que sólo conducen a la frustación. De ello rescato con pinzas, como bien diría mi maestra de primer grado, a dos o tres personas que a pesar de las auras se han atrevido a quitarles la comida, aunque no tuviesen hambre, y ahí está su mérito.
Van quedando pocos días para que sean los penúltimos. Va quedando poco tiempo para que llegue la celebración de la reunión Bloguer por un Sueño. Van creciendo las expectativas, precisamente la ilusión que es sinónimo de ensueño, y por extensión, de sueño. O sea, no es una utopía albergar esperanzados a tiempo completo en la zona NO-REM, y tantos dormilones no pueden estar equivocados, cuando las camas del albergue de la reunión se están multiplicando por varios países como Colombia o España.
Ah, que no se hablará principalmente de política. Es una buena noticia. Lo mejor el matiz de «principalmente». Bastante tenemos ya con la superrequetepolitizadas vidas de los cubanos atrapados en el interior y en el exterior de la isla. Y por eso, además de contar lo que pasa en Berlín o Zaragoza, escribimos blogs, y por eso también la reunión trata de Bloguers, NO de políticos «principalmente». Además, además, además. El mayor poder del mundo se concentra, como se concentra la luz del sol a través de una lupa, en el sentimiento con que se diga algo o se haga, en el flujo de la idea subterránea que subyace en una vocal, no en la calidad de la enciclopedia que conduce al erudito a sentirse un erudito narcisista que nadie quiere o valora, o sí, para no generalizar, porque me gusta mi espalda. Y esto lo digo, porque todos los blogs, como las personas, no son perfectos. ¿Autocomplacencia? ¿Por nosotros? ¿Porque antes de escribir un post más pequeño que Pulgarcito (Hermanos Grimm) tuvimos que leer algún libro metódicamente formador y apabullantemente técnico o Best Seller? ¿Sí?
Jugar con el juguete yo-yo, aquel del hilo que recoge una pieza circular con una cavidad en mitad de su ancho y en su perímetro, no es un acto inocente que te haga pasar por niño, ni siquiera por adolescente que tiene ganas atrasadas de jugar yo-yo, o al trompo que baila en la palma de la mano (juguete con mucho hilo también), sino que te hace pasar por un adulto que sabe que los juguetes son para jugar. Y si juegas mucho, la concentración se puede extraviar hasta tal punto que entonces se mezclen las nueces con los blogs, y no todo es fruto seco en la blogosfera cubana.
Por otro lado, no pongo links, no digo blogs, no digo nicknames, porque no es cuestión de entrar en los trapos de la lavadora rusa que no lava bien, sino en cómo (en)tenderlos. ¿Intenciones de plancharlos más tarde?, ya veremos. Todo el mundo es juez, pero no todo el mundo lava ni plancha.

ACRey

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