De un tiempo a acá Orlando Luis se ha convertido para el Gobierno cubano en una especie de grano putrefacto, y como tal, el Estado quiere sacárselo de la cara a como dé lugar.

No importa la semántica violenta dejada en los mensajes telefónicos, ni la verborrea trasnochada en su buzón de emails. Tampoco importa una anciana madre y enferma, ni la cultura en sí. Lo que le importa al Estado cubano es mantener el control férreo de todas las capas de la cebolla cubana, a como dé lugar. 

Orlando Luis cuenta en su blog la forma parásita de convidarle a desaparecer:

«Y, en efecto, nuestros detectives domésticos, no menos salvajes que los de Bolaño, me llaman por teléfono a cada hora para aterrorizar a mi madre septuagenaria y con enfisema. Son jóvenes, varones, y se escudan tras un teléfono público para practicar la sintaxis profiláctica del paredón: si tu hijo viene el lunes a la feria, te lo vamos a despingar, dicen y le cuelgan»

«Despingar», para los lectores internacionales, significa la violencia más fuerte y certera en quitar la pinga a un hombre, quitar la polla, la verga, el miembro, la capacidad misma de protesta. Por lo que se supone que alguien despingado y desfigurado no sirve para nada más, menos para escribir cuentos.

Lea, si aún queda duda de la forma insana de quitar del medio a alguien, el último post de Orlando. 

En otra parte de su escrito se puede apreciar la violencia manifiesta del hirudo cubano semiorgánico del Gobierno. O lo que es lo mismo, las sanguijuelas cubanas adiestradas a levantar la patica:

«Son correos individuales con ID apócrifos. Golpes, ganas de deformarme la cara, patadas en el culo si me atrevo a asistir el lunes 16 de febrero a la Feria del Libro, y allí lanzar free-lance (en voz de la filóloga Yoani Sánchez, bloggerde Generación Y) una e-dición autorial de mi libro de cuentos Boring Home: obra expulsada a gritos de la editora estatal Letras Cubanas, acaso por tampoco encajar del todo en el programa»

Recuerden, hoy Orlando Luis presenta su libro «Boring Home» en voz de Yoani Sánchez, la cabeza del afiler Generación Y.

Estaremos todos contigo, Orlando¡

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