La legión. El millar de gente que viene a ahorrar comiendo en las tiendas Ikeas. O a comprar muebles mientras tanto. O a comer albondiguitas suecas, salmón que ya no salta de aguas frías, pollos que saben como hacerse el sueco.  Ikea y los niños. El menú embobado de pasta macarrona y tomate ergonómico, y más albondiguitas. Ponte una bandera sueca en la lengua que detrás de las cajas recaudadoras te vendemos el producto. Es la moda. Es la globalización que viste a todos los hogares Idem. La moda Ikea. Mañana alguien preguntará: ¿i ke a sido del individuo? Y «nadie» -como persona- contestará sentado en un sofá universal poniendo las suelas encima de una mesa «móntelo usted mismo». La gran superficie económica. El gran salto a un mundo exactamente igual, en una parte, a un lado del hambre. Coca cola light. Refrescos tan ligeros como el aire. Pura burbuja pre-cocinada, pre-ebullida, pre-idiota en un vaso de plástico muy bonito Ikea. Cerveza San Miguel. El contrato santo. El consumo desnaturalizado made in Ikea, subtitulado en China. Compre muebles mientras come. Coma mientras amueble. A Dios le gusta Ikea. ¿Qué se puede esperar del resto?

ALANNAL/NOVIEMBRE2008

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