Fuente de foto: Juguetes científicos

¿Quieres una vida plácida, flácida, atareada de jobs and money, y unos fines de semana espectaculares, en la montaña, en la playa, en otro país?

Pues no hagas nada. Tan solo déjate llevar por la corriente urbana que subyace en la conciencia de los demás como un metro. Mímesis underground.

Levántate como todos los días a la misma hora y corre puntual al trabajo. Respeta al jefe que tiene las orejas picudas y en el fondo de su pantalón o falda esconde la cola roja con punta de flecha. No sería pues el diablo sino todo lo contrario. Es la empresa que con cuerdas de dinero fustiga al jefe, y este fustiga a los empleados con restos del látigo del dinero, también.

¿Quieres una vida entera para comprar publicidad enferma de publicidad?

Haz algo pues, que sólo tenemos objetivamente 60 años. Pero no solo en «Tiempo de rebajas» que si no los empleados del jefe dejarán de ser empleados, y el jefe dejará de ser jefe, y la empresa seguirá siendo empresa, salvo en contados episodios. Haz algo pues. Trabaja como un loco y gana siempre lo mismo, que en principio es suficiente para la flácida vidita que te propones. Esa vida rudimentaria y enclenque, programática y asentida, bella y nada célebre, a la vez.

¿Quieres vivir para siempre y ser recordado por siempre como uno de los de siempre?

Pues no te metas en política. Para eso ya hay políticos que te politiquean y cuentan contigo como un apolítico. Por ende, queda demostrado que el voto apenas en un acto cuantificable, diría un matemático. Queda demostrado que el voto pesa menos que un átomo, diría un físico. Está por demostrar que el voto tenga algo de energía capaz de mover máquinas, diría un ingeniero. Entonces, ¿para qué votamos?, te preguntarás.

¿Quieres que esto acabe cuanto antes?

Vale. Pero recuerda que nada es lo que parece. Y la Fuerza no se inventó en Las Guerras de las Galaxias.

Tenga usted buen día. Viaje con este globo.

ACRey

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