Lo encontraron por casualidad en los fosos de la nueva Estación del Norte, en el agujero de una futura columna. Eso fue lo que le dijo la policía al día siguiente. Si le hubiesen dicho que lo trajeron en camilla desde el Monasterio de Piedra, también hubiese sido cierto, desde su punto de vista. A mí me llamaron también porque tenía relación con el caso.

Esto es lo que él me contó mientras deambulaba por Zaragoza con los ojos rojos, idos, mágicos. Yo salía entonces del bar La Cucaracha cuando tropecé con él por primera vez, de la misma manera que tropezaba con todos y cada uno de los grandes trasnochadores de la madrugada maña. Me agarró el brazo y lo jaló hacia abajo para llamar mi atención. Y la llamó.

Tenía una boina tipo Ché, y los pelos encaracolados brotaban como soja rubia del fondo negro de su cabeza. Su ojos parecían decir: ¡escucha esto!

Las Mariposas son lepidópteros, los más bellos del mundo. De noche vuelan como piezas de cristal porque por el día beben agua pura de manantial. No hay mayor pureza. ¿Lo comprendes?

Otro al que se le fue la olla: pensé haciendo ademanes bruscos para desprenderme de aquel individuo. Lo logré. Y continué empujando gente calle arriba hasta llegar a Doña Casta. Antes de entrar, otro agarrón al brazo me hizo girar. Era él. Bueno, venga. ¿Qué quieres? ¿Dinero? Otra vez, sus ojos de gato tierno y melancólico me absorbían. La boina ajada, pero recta y perfecta en su sitio, su olor inconfundible de noches paralelas y días miserables en la insondable realidad de la ciudad funcionaban como gas reanimador de mentes inconscientes.

Tengo que decirte algo. Las Mariposas… Sí ya lo sé. Me lo dijiste antes. Están aquí. Te dan vueltas en la cabeza. ¿Sabes por qué? Porque estamos en un prado inmenso, camino al Monasterio. ¿Conoces el Monasterio de Piedra? ¡Joder! ¡Barman, un par de cañas por favor! Toma. Esta es para ti. De fondo, Lady Gaga provocaba la histeria de las chicas, y los chicos disputaban terreno y pieza de caza en la cacería real en que se convierten las noches de marcha en Zaragoza.

Se quitó la boina y me enseño su calva, pero él decía que tenía una fuente de agua pura en el medio de su cabeza. ¿Quieres beber? Te hará bien y podrás tener mejor suerte.  Tengo el poder de la purificación. Veo que tienes buen corazón, y te rodean ángeles hermosos animados por la música. Las Mariposas atraviesan las Arpas de un lado al otro buscando un sitio, nos rodean y nos rozan sin miedo. ¡Mira esta! Me alzó su brazo y enseñaba sus manos heladas de uñas negras y largas, apenas abrigadas por unos guantes rotos. Movía los dedos con delicadeza como si la mariposa no fuese mariposa sino una moneda que viaja de dedo en dedo. ¿Ves que cosa más bonita?

¿Otra cañita? Sí, claro. ¡Barman! ¡Dos más por favor! Como te decía. El problema es estar en el lugar correcto, el momento correcto, y con la gente correcta. Cuando la vida se convierte en una pesadilla es mejor desaparecer. Por eso ahora estoy en el prado camino al Monasterio. No sé tú, pero siento que la Libertad es plena entre las flores y estos ángeles que montan hermosos  caballos. Escucha. Aquí no hay caballos ni mariposas, lo que hay es un montón de gentes saltando y emborrachándose hasta el coma. Creo que deberías irte. No puedes seguir aquí, y la verdad, no me interesa lo que cuentas sobre el Monasterio, los caballos, los ángeles, y las mariposas. Está bien, está bien. Pero no te olvides de las mariposas que tienes en los hombros. ¿De verdad que no quieres beber agua de la fuente? Una vez más dejó al descubierto su calva de flecos dorados. No gracias. De acuerdo Rodrigo. Nos volveremos a ver quién sabe en algún lugar no sé dónde.

Antes de preguntarle cómo sabía mi nombre ya había desaparecido entre la gente que aún entraban a Doña Casta. Tiene que haber sido una coincidencia delirante del personaje. Regresé a la barra para pagar mientras esquivaba a los que venían cargados de cubatas y cervezas. Cuando fui a pagar no encontré la billetera. Busqué en el abrigo, en el pantalón, busqué en el asqueroso suelo del bar casi a tientas. Nada. Sin embargo, me pareció ver unas mariposas blancas entre las piernas de la gente.

acrey.15.12.12

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