Fuente de Foto: Página de Antonio Goya
Sí. A los niños les encanta el circo. Como algo innato que busca la fantasía y la magia de la dificultad expuesta en otros.
Fuimos al Circo Acuático que por estos días ambienta Zaragoza de carpas y trajes marinos. Bien montado el teatro del circo. Recomendable a los niños de todas las edades, incluso circoexcépticos como yo.
Es la historia de un payaso que cae al mar. Y ahí comienza el desfile de escamas, pulpos, aletas, azul, chinos, aros, platos que no dejan de dar vueltas, chinas que se mezclan en un solo grupo de cuerpos indiferenciables, mujeres malabares, redes, tortugas, huevos de tortugas, aplausos, chucherías hipercaras, más aplausos, y un conglomerado internacional de actores circenses, según este artículo periodístico.
Animales de verdad, solo una foca que evitó el tópico del aplauso de sus manos-aletas y el hocico empinado, y unos cuantos pingüinos, que ya veremos si luego quieren volver a los hielos. Así me enteré que hubo quien protestó por tamaña ofensa de látigo y castigo a los pobrecitos animales circenses. Pero mi niña y yo no vimos criminalidad alguna.
Es de reconocer la original idea de mezclar agua, disfraz, y espectáculo de circo. Vale la pena. El Circo no dejará nunca de ser como el Teatro.

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